Detonadores para mi reinvención profesional
Cuando empecé mi carrera laboral hace más de tres décadas atrás, buena parte de la fascinación de trabajar estaba en ganar un sueldo. En mi caso además, ese dinero venía de trabajar en una empresa que me aportaba cierto prestigio, digamos. Y ese prestigio me seducía, me encantaba y hacía que me zambullera cada vez más en la empresa. Y eso es lo que décadas después se transformó en detonadores para mi reinvención profesional.
Ese primer trabajo era una multinacional con el perfil de décadas atrás, sin los mimos o beneficios que podría tener ahora, pero tenía cosas en su dinámica que para mí, con mis 22 años eran pura novelería y destaque personal. Hablo de la tarea cotidiana que implicaba por ejemplo:
- reportar a gerentes
- negociar con clientes
- tener contacto con proveedores de todo calibre
- reuniones de planificación
- lanzamientos
- coordinación de promociones
- análisis de resultados
- etc.
Después de años, todo eso fueron detonadores para mi reinvención profesional.
La falta de sentido
A medida que pasaron los años viví varios procesos de crecimiento profesional. Yo estaba muy atenta a las oportunidades y mis ganas y energía mostraban que yo estaba para más y más. Así me ofrecieron oportunidades que para mí en aquel momento significaban un gran orgullo: aumentos de salario, planes de carrera, viajes para visitar y negociar con clientes, capacitaciones, etc. Eran incentivos y yo fluía encantada con todo lo que aparecía. Me sentía muy cercana a la empresa y todo lo que la rodeaba.
Hasta que en un momento, luego de muchos años, empecé a darme cuenta del más antiguo de los juegos. Empecé a ver que con cada nuevo gerente, subía de escalón un séquito de colegas determinado y el séquito del anterior bajaba de forma implícita de nivel. El que estaba en el olimpo, con el nuevo gerente y su nuevo librito, pasaba a estar en la fosa. Y yo observaba. Supongo que fue mi crecimiento interno lo que me abrió los ojos a eso, a la gestión política mal manejada y el manoseo que implicaba entre lo que eran al fin y al cabo, colegas y compañeros. “Mmmm … y esto será siempre así? No tengo nada que ver con esta manera de vincularse.” Fue el primero de los detonadores. Sentir que no era coherente conmigo ni con la vida que quería para mí.
Más cerca de la reinvención profesional
Con mi cabeza ya permeable y más atenta a la marea interna corporativa, aparecieron de manera frecuente en mi vida, sensaciones como:
- falta de sentido
- desconexión
- ausencia de sentido de pertenencia
- en definitiva falta de coherencia con lo que quería para mi vida
En medio de esas reuniones eternas, con el despliegue de egos -típico del ambiente laboral- yo me preguntaba: «¿Qué me une a mí con este 0,05 % de rentabilidad más o menos?», «¿Qué tengo que ver con los puntos de cobertura de tal producto en tal región o si la góndola de tal cadena de supermercados tiene una fila con 6 paquetes en vez de 7 como queríamos?».
El entusiasmo, las ganas, la energía de los primeros años se estaba transformando en detonadores para mi reinvención profesional.
Más detonadores para cambiar
En épocas diferentes empecé a sentir cosas que afectaban directamente a mi emoción, las sentía en el cuerpo, sentía que me alejaba de mí misma: mi lejanía emocional con lo que pasaba a la empresa, el esfuerzo por hacer las tareas que ya no sentía mías, la indiferencia ante “éxitos” o “fracasos” con tal campaña o producto. Estaba sintiendo una profunda desconexión con mi trabajo, donde pasaba 9 horas diarias que solían extenderse con demandas de un jefe que desde su total compromiso y amor por la empresa, aplanaba las 24 horas del día en una gran y extensa jornada laboral.
Detonadores y más detonadores. Mi cabeza, mi cuerpo, mi emoción, mi alma en una mezcla de cansancio y distancia de ese trabajo que por tantos años disfruté.
Avanzando en mi reinvención profesional
Ya lo he contado, esa gloriosa tarde en la que mirando por la ventana de mi oficina, literalmente tuve el insight “Tengo que salir de aquí, tengo que reinventarme laboralmente”, fue el inicio de la nueva etapa. La nueva etapa en la que asumí y me hice cargo de lo que me pasaba, me hice cargo de esa lista de detonadores que me decían “Esto es incoherente con lo que quiero para mi vida”.
Todo ese proceso de alejamiento emocional de lo que era mi carrera laboral, está bañado del agradecimiento a todo lo que me dieron esas empresas. Claro que sí! Reconocimiento a cada cosa que me aportó ese ida y vuelta que se retroalimentó con lo que yo como funcionaria, entregué en todos esos años.
Mi nueva coherencia
Esa época la vivía desde una Angelina diferente, que se desplegaba de determinada manera, acorde con intereses, prioridades distintas. Era otro momento vital, otras necesidades.
El desfasaje y la aparición de esos detonadores estaban en coherencia con la mujer en la que me estaba transformando: una mujer cuya experiencia vital y su perspectiva de la vida necesitaba una reinvención profesional, un nuevo rumbo en mi vida laboral.
Hasta la próxima!
Un beso,
Angelina
PD: si estás pensando en cambiar tu carrera laboral y no sabes dónde está ese trabajo con el que sientas conexión, te invito a que me contactes, podremos agendar una sesión de exploración para evaluar cómo puedo acompañarte a transitar tu proceso hacia el cambio.
@angelinaferreri
